Alfa

“… Suena la sirena, de vuelta al trabajo y tú caminando…” como tantos otros. El motor de la ciudad se pone en marcha. Todo el mundo se rige por ese sonido. Cuatro veces al día, puntual. Es la columna vertebral. La Puerta se abre y la riada de trabajadores que salen de la fábrica inunda las calles.

De sus 65.000 metros cuadrados, cientos de buzos azules circulan con paso ágil. La jornada ha terminado. Cada uno a lo suyo. Cada vida es individual. La fábrica es su eje, su contacto social, su porvenir, su malestrar. Tantos años dedicado a ella.